Inicialmente, cuando nos enfrentamos a un problema de salud, nos planteamos acudir a un especialista en ese determinado problema. No cabe duda que en la mayoría de los casos, estos especialistas, por su experiencia en ese campo, nos puedan resolver el problema o, en el peor de los casos, nos irán revisando con el paso del tiempo para asegurarse de que esa dolencia permanece bajo control. Así, si se detecta una reagudización de un proceso crónico, se podría controlar bajo la supervisión del especialista. Es evidente que aquí hay presente cierta longitudinalidad, pero nos centramos en un solo problema.
Conforme avanzamos en edad, es frecuente que otras dolencias aparezcan y que además interactúen entre ellas. Esto requiere de la participación de varios especialistas, cada uno experto en su campo, y que con cierta frecuencia lleva a cierta disgregación en el cuidado a largo plazo de dichas dolencias.